¿Qué estás pagando cuando pagas por un curso del Método Sintotérmico? ¿Por qué acceder a este conocimiento es costoso?
Imagínate que vives en un mundo donde existen pocas investigaciones sobre cómo funcionan nuestros cuerpos y nuestros ciclos, y donde no existe una profesión formalizada que se dedique a educar a las personas menstruantes sobre sus cuerpos y sus ciclos.
Imagínate que quieres cambiar eso. Para hacerlo tienes que acceder a esas escasas investigaciones, conseguir toda la información posible sobre el tema, acceder a una formación para formalizar esos conocimientos (a la que además, si vives en Latinoamérica, solo puedes acceder en un idioma y una moneda extranjera). Y luego te pasas la vida luchando contra mitos muy arraigados en la sociedad que te dicen que nada de lo que sabes y haces es verdad: que los ciclos que no duran 28 días son irregulares, que los métodos anticonceptivos naturales no sirven, que eres antifeminista (y de paso irresponsable) por desincentivar la medicación sistemática de las personas menstruantes.
Lo que pagas, en el fondo, cuando accedes a un curso del Método Sintotérmico, es eso. Pagas por meses o años de formación. Pagas por que alguien digiera mucho del conocimiento que hay sobre los ciclos menstruales (porque es imposible conocerlo todo…) y lo haga comprensible y aplicable a tu vida. Pagas por tener “otros ojos”, que revisen tus interpretaciones y tu gráfica y confirmen que lo estás haciendo bien todo, para que tengas la seguridad de aplicar el Método Sintotérmico con la mayor efectividad posible. Pagas por tener alguien a quien recurrir cuando tengas dudas. ¿Sabes esa amiga a la que siempre le preguntabas todo sobre la menstruación, el sexo, la fertilidad…? Bueno, imagínate algo así, pero si tu amiga se hubiera certificado para poder darte estos consejos desde el conocimiento científico y los datos reales.
En últimas, lo que pagas es la efectividad anticonceptiva más alta posible (porque es cuando trabajas con una educadora que aprendes a aplicar las reglas con el 99,6% de efectividad para evitar un embarazo), pero lo que pagas también es el sueño: el sueño que tenemos quienes nos dedicamos a esto de que cada vez haya más información y educación menstrual y sexual. Dedicarnos a esto es una apuesta por recolectar este conocimiento con el rigor científico necesario y hacerlo accesible para otras personas, y comprar un curso de una educadora es hacer que esa apuesta sea posible.